¿Tarot amor o desamor?: Mi experiencia personal
Nunca he tenido pareja. No sé por qué pero el amor parece que no quiere tocar mi puerta. La verdad es que no soy fea, me lo han dicho varias veces y yo noto que es así. También me han gustado algunos chicos pero siempre ocurría algo que terminaba por estropearlo todo.
Así que no, ni pareja, ni rollos, ni follamigos ni cualquier término que se use para describir un encuentro íntimo entre dos personas.
Un día, estando ya harta, me decidí a visitar a una tarotista que me habían recomendado. Se especializaba en el tarot amor. Nunca había creído en esas cosas pero necesitaba otra opinión, necesitaba saber que había mal en mí para no conseguir atraer a nadie.
Mi experiencia con el tarot amor
Marta, una chica que tendría más o menos mi edad, era la profesional que se iba a ocupar de la tirada de cartas. La verdad, a pesar de mi escepticismo, me encontraba muy nerviosa.
-Calma- Me dijo mientras me cogía la mano- Ya verás cómo todo sale bien.
-Lo dudo- Intenté decir pero de mi boca no salió ningún sonido.
Elegí tres cartas que, según ella, representarían mi futuro amoroso. Intente prestar atención a las cartas que salieron pero solo me interesaba su posible interpretación.
–¿Ves? – Me dijo- Hay una persona especial en tu vida pero puede que todavía no te hayas fijado en ella. Veo un futuro muy bueno si logras encontrarla
Mi mente recorrió todos los chicos de la universidad sin reparar en ninguno en especial.
-¡Es Kevin!- Pensé recordando al tímido bibliotecario- Tiene que ser él.
Pero las cosas no son siempre lo que parecen…
Cuando llegué a la facultad descubrí que Kevin estaba con una chica… intenté no pensar lo peor pero resultó que era su novia.
Pasé unos días intentando encontrar a mi príncipe azul pero no aparecía. ¡La tirada del “tarot amor” había mentido.
Furiosa, volví a ver a la tarotista.
-¡Esto no ha funcionado! –Le medio-grite- Nadie está interesado en mí.
Ella volvió a hacer la el Tarot amor y el resultado fue el mismo.
-Sí que hay alguien- Declaró- Pero es posible que no estés mirando en la dirección adecuada.
En ese momento me ofreció una tímida mano y lo comprendí todo. No había ningún príncipe azul, más bien una guapísima princesa rosa.
Así que no, el “tarot amor” no se equivocó.
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