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Videncia económica

La videncia y el dinero, videncia económica

videncia económica

Es habitual oír que vivimos en una época que todo lo mide en dinero. Materialismo y dinero se diría que son los ejes que lo mueven todo. No es justo, no porque no sea cierto sino porque siempre ha sido así. Seguro que en otras épocas fue mucho más agudo y notorio.

No debemos cometer el error de menospreciar las necesidades materiales ni suponer que es nuestra época la única que ha vivido esclavizada por sus condicionamientos.

Para un vidente sus minutas o tarifas son la forma de compensar el tiempo que dedica a esa actividad con los demás o en el estudio. Pocas veces se va más allá.

Realmente podemos preguntarnos cuánto vale una sesión de videncia independientemente de cubrir las necesidades del profesional que lo desempeña. Es decir, la pregunta es, cuál es el valor de una sesión de videncia justa para el cliente.

Haciendo las cuentas de la videncia económica

El cliente comprende que debe compensar si disfruta de un ambiente agradable e inspirador. El tiempo empleado en la consulta, en responder y una parte del dedicado anteriormente al estudio. Y muy poco más.

El vidente no puede cobrar por un don que ha recibido y que muchas veces no entiende. Ni por un desgaste de su capacidad pues esta fuera de toda medida. El cliente debe colaborar en satisfacer exclusivamente los puntos anteriores.

Así es más fácil llegar a un punto de equilibrio provechoso para cliente y vidente. En el vidente la renovación de sus dones que se dan en cada consulta y permite conocer todas sus cualidades. Se sabe que intentar obtener un beneficio económico del don de la videncia sin otra finalidad hace perder a pasos agigantados ese mismo don.

La misma inteligencia llega a más logros cuando comparte sus frutos entre todos. Y la videncia económica está asistida siempre de una vocación cooperativa y asistencial.

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